En el vasto escenario global, nos enfrentamos a un fenómeno preocupante: el incremento desmesurado de los suicidios y los casos de depresión, sin una causa clínica aparente en personas de todas las edades. Pero aquí reside el enigma: no hay una causa clínica que defina tan devastadora epidemia. ¿Qué fuerzas ocultas acechan detrás de todo esto?
Sumergiéndonos en los misterios de la mente y el espíritu, descubrimos un fenómeno intrigante: cuando una persona experimenta un desequilibrio emocional o esta sometido a un exceso de radiación electromagnética, demasiado uso de teléfonos móviles o computadoras como ejemplo, su campo áurico se abre, dejando espacio para un parásito astral, que busca consumir su energía vital ingrese en su campo energético. Los síntomas que acompañan a esta invasión son diversos y devastadores: un mal humor persistente, un carácter venenoso, un cansancio abrumador, una montaña rusa emocional sin razón aparente. La agresión y la intolerancia se apoderan del individuo, La libido se desvanece, languideciendo en las profundidades de la desconexión. Los negocios se ven afectados, las plantas y los animales mueren sin explicación y la casa o la oficina se convierten en un campo de fallos y accidentes inesperados.
Pero el peligro no se detiene allí. En ocasiones, se manifiestan síntomas vagos y enigmáticos de enfermedad, confundiendo a médicos y pacientes por igual. En estos casos, es probable que estemos frente a un daño psicodinámico que obstaculiza la recuperación y mantiene al individuo atrapado en un ciclo interminable de malestar.
No obstante, existe una vía de esperanza en medio de esta oscuridad. La armonización personal se alza como un faro de luz, una oportunidad para liberarse de estas fuerzas indeseables. Después de someterse a este proceso de armonización, los efectos de recuperación se despliegan en un periodo de 48 horas. Aunque puede experimentarse un cansancio, este se acompaña de un estado de ánimo mejorado. La tolerancia y la armonía con los demás florecen, mientras que el cuerpo se purifica, pudiendo manifestar una serie de síntomas como: una mayor sudoración y/o un aroma más intenso. El sistema digestivo también se activa, aumentando la frecuencia de las visitas al baño y generando una orina de color más concentrado y olorosa. Es posible que se presenten resfriados o alteraciones en el ciclo del sueño, como el deseo de dormir más o menos horas o despertarse en medio de la noche, pero presentando una mayor vitalidad. El apetito puede incrementarse, y en el caso de las mujeres, es común observar cambios en su ciclo menstrual o la aparición de secreciones inesperadas. Todo este proceso se desarrolla en un lapso de tres a diez días, y cualquier fenómeno similar es una señal de que estás en el camino hacia la normalidad y el equilibrio.